domingo, 4 de octubre de 2009

Ideas sobre el nihilismo en Nietzsche.



Se puede decir de manera prolija que el nihilismo es una postura filosófica que se fundamenta en la negación de los valores asceticos lo cual ya es un improperio a lo que desde mi interpretación es el nihilismo en Nietzsche, entiendo que para “el crucificado”[1], el nihilismo es un estado necesario para llegar al superhombre, “Zaratustra bajó solo de las montañas sin encontrar a nadie. Pero cuando llegó a los bosques surgió de pronto ante él un anciano que había abandonado su santa choza para buscar raíces en el bosque. Y el anciano habló así a Zaratustra: No me es desconocido este caminante: hace algunos años pasó por aquí. Zaratustra se llamaba; pero se ha transformado. Entonces llevabas tu ceniza a la montaña: ¿quieres hoy llevar tu fuego a los valles? ¿No temes los castigos que se imponen al incendiario? Sí, reconozco a Zaratustra. Puro es su ojo, y en su boca no se oculta náusea alguna. ¿No viene hacia acá como un bailarín? Zaratustra está transformado, Zaratustra se ha convertido en un niño, Zaratustra es un despierto: ¿qué quieres hacer ahora entre los que duermen?”[2], el nihilismo es la aceptación de la necesariedad de cambio en el ser, es el que permite al ser hacerse superhombre y le da el valor de ir a depositar la ceniza de la verdad eterna a la montaña, el nihilismo en Nietzsche es despertar a la vida.


Pero, el despertar a la vida es “el eterno retorno de lo mismo”, lo que quiere decir, que cuando se abandonan las verdades impuestas por los nobles, se abandona también el camino de la cómoda eternidad, se da inicio al sufrimiento, desertan las apariencias y sus falsas significaciones que han sido heredadas y se llevan adheridas a la conciencia, es ser médico y arcángel perpetuo de uno mismo.


Ahora, no considero ver el nihilismo de Nietzsche como un método sistemático dentro de un estado evolutivo, pues es esto claramente lo que el nihilismo niega, la sistematización evolutiva del ser en la historia, porque para él esto detenía el fluir de la vida y lo predisponía al búsqueda de la unicidad de la verdad; entonces este estado como lo he llamado al nihilismo de Nietzsche, es en sí un “estado de superación”.


I


“¿Qué es el mono para el hombre? Una irrisión o una vergüenza dolorosa. Y justo eso es lo que el hombre debe ser para el superhombre: una irrisión o una vergüenza dolorosa. Habéis recorrido el camino que lleva desde el gusano hasta el hombre, y muchas cosas en vosotros continúan siendo gusano. En otro tiempo fuisteis monos, y también ahora es el hombre más mono que cualquier mono.”[3] El hombre se niega la posibilidad de vivir mientras se encuentre cómodo en la mentira de la eternidad, al hombre gregario le satisface su sumisión ante la voluntad del ser, el no pretende perder la fe en el absoluto, pues todo queda redimido a simplemente ver el mundo con los ojos del creador soñarse a imagen y semejanza del mismo, de esta manera justifica su existencia, al hombre gregario no es más que el mono de otros hombres que decidieron ir más allá de sus posibilidades sin abandonar la realidad, estos hombres fueron en algún momento de su existencia nihilistas, se autodeterminaron ellos mismos y establecieron el coliseo teológico que es la verdad del ser; las palabras de Zaratustra son un grito desesperado para que este hombre gregario despierte a la vida, que abandone ese ideal Apolíneo y en mejora de sí mismo y de su ser, se deje llevar por la realidad dionisiaca que existe dentro de él, que le permita a su instinto florecer.


Este hombre-mono ve la realidad desde lo Apolíneo, lo místico, lo etéreo, lo onírico, desde una no-realidad, “la bella apariencia del mundo onírico es su reino: la verdad superior, la perfección propia de esos estados, que contrasta con la sólo fragmentariamente inteligible realidad diurna, elévalo a la categoría de dios vaticinador, pero también ciertamente de dios artístico. El dios de la bella apariencia tiene que ser al mismo tiempo el dios del conocimiento verdadero.”[4], de esta manera el hombre-mono, se redime así mismo todos los días en la esperanza del más allá.


Lo Apolíneo de Nietzsche toma bastante fuerza en lo que al nihilismo de este se refiere puesto que es necesario que el hombre se vea así mismo como partícipe de este no-estado, para reafirmar la negación de la verdad, de alguna manera, esta negación trae consigo admitir que esta visión por más bella y placida se presente no permite tomar la barca que navegara en el rio del devenir; es asumir la vida, quien niega la verdad de la nobleza se autorevela asimismo en su propia voluntad, se enfrenta a su propia alma y se tiene que considerar tridimensionalmente para luego unificarse finalmente en una sola dimensión perpetua, como en algún momento lo pensó Zaratustra: “Oh alma mía, yo te he enseñado a decir «Hoy» como se dice «Alguna vez» y «En otro tiempo» y a bailar tu ronda por encima de todo Aquí y Ahí y Allá.” [5]; la temporalidad de la historia y la manera como le llega al hombre-mono es la que no le permite sobredimensionarse en sí mismo; como es claro dentro de los ideales apolíneos no es necesario cuestionar la verdad porque esta ya le fue dada a quien era merecedor de recibirla para que este a su vez la de a conocer a los hombres igualmente merecedores y todo aquel que ose exponer su verdad y hacer por cuenta propia su voluntad, será expuesto a un dolor prometeico, es claro que la divinidad castiga en pro de un aprendizaje, de lo contrario, no estarían presentes las ninfas en la realidad de Prometeo.


Ahora bien, la temporalidad del ser en si mismo también hace parte de la negación dentro de este “estado de superación”, puesto que el tiempo del hombre-mono es determinado por las condiciones en las que este se desarrolla como ente, -y llamo al hombre-mono “ente” para ubicarlo en un plano espacial heidegeriano-, es decir, el ente para dejar para dejar de ser ente y llegar a ser el “ser”, debe asumirse como ente y superarse al mismo tiempo, cuando se admite que no existe un más allá sino que todo lo posible es solamente dado en el ahora, se ha negado cualquier posibilidad de verdad absoluta pues todo se convierte en verdad, la vida se torna vida en sí, pero el devenir está cargado de matices que continuamente varían y hacen de la vida una praxis de las emociones, es allí donde precisamente en esa emocionalidad, donde el ente encuentra el ser dentro del nihilismo, pero no me refiero a una emocionalidad ideal, hablo de una emocionalidad fáctica, que va al extremo mismo de la emoción, al límite de la vida misma.


II


El “eterno retorno de lo mismo” es el fundamento del nihilismo en Nietzsche, dado que este eterno retorno es la búsqueda y la negación del “Ursprung”[6], para poder negar todo el conjunto de valores y verdades que han sido establecidos en la apariencia, es necesario indagar en el origen de estos valores y la mejor manera de negarlos es, entregarse a la vida.


Nietzsche establece que este origen es establecido por aquellos en los que la voluntad de poder aflora como consecuencia de su instinto mismo de superación, es el superhombre el que determina la verdad. Pero entonces, ¿porque buscar un nuevo superhombre cuando este ya ha sido dado?, porque para Nietzsche, el superhombre que se dio se asumió olímpicamente en la verdad y determino un estado apolíneo en el cual los otros hombres son un instrumento de su voluntad.


Puesto que la verdad se presenta como apariencia, el “eterno retorno de lo mismo” es el abandono de la apariencia, la negación de esa verdad, es incurrir en el error que ha sido supeditado a la causa efecto de la razón, esta causalidad razonablemente determinada se arraiga en la conciencia del hombre gregario y no le permite desarrollar su voluntad de poder, no le deja entregarse a la vida.


Es el tiempo el que instituye la historia y la verdad de la misma y es contra el tiempo contra lo que le nihilismo mantiene una constante lucha, en el “eterno retorno de lo mismo” el devenir se hace permanente, en palabras de Nietzsche; «Imprimir en el devenir el carácter del ser - esto es la suprema voluntad de poder»[7] ; lo que fue y lo que es, confluyen en el “eterno retorno de lo mismo” en el ser, ahí está la génesis de los valores que el hombre posee, es aceptar que se fue, pero que aun no se “es”, puesto que solo al entregarse a la voluntad de poder se “es” vida.


Nietzsche afirma que la historia no puede ser llevada a un plano dialectico totalizador, este sostiene que la historia debe ser interpretada en sus diferentes momentos para lo cual es imperioso abandonar la temporalidad de la misma y se debe buscar ahí en ese espacio-tiempo la verdad del suceso pero no como fenómeno sino como hecho dado, el nihilismo de Nietzsche esta cargado de múltiples interpretaciones de la historia lo que trae consigo una inmediata negación de la verdad establecida y se gestan multiplicidad de interpretaciones o verdades, lo que antes era apariencia se convierte en sufrimiento, porque el camino a la verdad está plagado de aberraciones en las cuales el hombre ha dejado ver su venganza; venganza de la cual “el crucificado” propone alejarse en búsqueda de un superhombre capaz de bajar de la montaña para adentrase al mundo de los dormidos y despertarlos de su letargo.


“Quieres marchar, hermano mío, a la soledad? ¿Quieres buscar el camino que lleva a ti mismo? Deténte un poco y escúchame. «El que busca, fácilmente se pierde a sí mismo. Todo irse a la soledad es culpa»: así habla el rebaño. Y tú has formado parte del rebaño durante mucho tiempo. La voz del rebaño continuará resonando dentro de ti. Y cuando digas «yo ya no tengo la misma conciencia que vosotros», eso será un lamento y un dolor. Mira, aquella conciencia única dio a luz también ese dolor: y el último resplandor de aquella conciencia continúa brillando sobre tu tribulación. Pero ¿tú quieres recorrer el camino de tu tribulación, que es el camino hacia ti mismo? ¡Muéstrame entonces tu derecho y tu fuerza para hacerlo!”[8]. Soledad, lamento y dolor son verdades implantadas en el mundo aparente; pero siempre con la esperanza clara de que en el más allá se encontrará la paz, la felicidad, la belleza, la verdad absoluta, la suprema conciencia; para mitigar el dolor de la realidad el gregario asume la ética y la moral del rebaño como fundamentos de su existencia, él está cómodo con esta normatividad, porque abandonar estos normativos ideales trae consigo la exclusión del rebaño, el juicio, el señalamiento; a lo que el gregario no quiere llegar mientras persista la posibilidad del Olimpo. Esta posibilidad limita la existencia del hombre en cuanto pierde el ímpetu de la su voluntad, Nietzsche va a decir que solo quien posee el ímpetu de enfrentar el castigo divino es realmente libre, establece así su andar en búsqueda del superhombre.


III


“En un mundo estructurado de esa forma y artificialmente protegido irrumpió ahora el extático sonido de la fiesta dionisíaca, en el cual la desmesura toda de la naturaleza se revelaba a la vez en placer y dolor y conocimiento. Todo lo que hasta ese momento era considerado como límite, como determinación de la mesura, demostró ser aquí una apariencia artificial: la «desmesura» se desveló como verdad.”[9] La voluntad de poder derrumba completamente los limites de los hábitos, se abre paso como un carnaval dionisiaco en el hombre, le permite ver su mundo desde lo más alto de la montaña, se enmaraña en sus sentidos y en su razón, lo embriaga y enceguece, pero también lo determina, lo afirma en el ahora.


El cáliz apolíneo a la mañana siguiente produce remordimiento y culpa, lo que lo sume al hombre en un estado de quietud porque los ojos del Olimpo pueden estar puestos en cualquier parte por ende es mejor “ser” mesurado en la praxis; el trago dionisiaco le produce al hombre un nuevo sentido, le da el ritmo para entregarse por completo a lo que el mundo en su perpetuo movimiento propone, la danza dionisiaca del devenir le lleva al hombre a convertir sus pasiones en virtudes y sus demonios en ángeles.


El nihilismo de Nietzsche hace del hombre un actor que se representa así mismo en una perpetuidad dualidad apolíneo-dionisiaca, en este estado nihilista el hombre hace exégesis de sí mismo y reconoce tanto sus bondades como sus venganzas, el alejamiento de la culpa es necesario para romper los imperativos que el hombre a establecido en su realidad.


Cuando el hombre devela la apariencia y se entrega a la vida, entra en un estado de dolor dado que la vida deviene de manera particular y le enfrenta a lo que el tenia como verdadero, el mundo suprasensible es eliminado del hombre, entonces queda este solamente vivo en un estado de individualización, porque la voluntad de poder es el Ursprung” del “Übermensch”[10].


IV


El nihilismo lleva al hombre a negar esa moral que está cargada de verdades inconsistentes e incongruentes y que hasta en sus procesos hermenéuticos es engañosa y que finalmente ha determinado lo que es bueno y malo; el nihilista odia de manera acervada los ideales platónicos de belleza, bondad y verdad, todos estos sentimientos de culpa, amor, piedad, etc., son extirpados de la facticidad del hombre en “estado de superación”.


El nihilista propone una transvaloración que se da inicio en sí mismo, no es una filosofía académica, el nihilismo que propone Nietzsche es una filosofía de la praxis, los nuevos valores se dan en el devenir del hombre nihilista, en lo que es en lenguaje vulgar, “la realidad”, pero la realidad es una jungla donde solo el hombre de voluntad de poder deviene, en este proceso de transvaloración se accede de manera violenta consigo mismo y con el mundo, para consigo mismo el hombre que deviene sufre pues la corporalidad y la vitalidad sucumben a la voluntad del saber; y para con el mundo puesto que solo de manera impositiva se puede establecer una nueva verdad, ya lo hicieron los aristócratas griegos al determinarse como “los veraces”: “Toda elevación del tipo «hombre» ha sido hasta ahora obra de una sociedad aristocrática - y así lo seguirá siendo siem­pre: es ésa una sociedad que cree en una larga escala de jerar­quía y de diferencia de valor entre un hombre y otro hombre y que, en cierto sentido, necesita de la esclavitud. Sin ese pa­thos de la distancia que surge de la inveterada diferencia entre los estamentos, de la permanente mirada a lo lejos y hacia abajo dirigida por la clase dominante sobre los súbdi­tos e instrumentos, y de su ejercitación, asimismo perma­nente, en el obedecer y el mandar, en el mantener a los otros subyugados y distanciados, no podría surgir tampoco en modo alguno aquel otro pathos misterioso, aquel deseo de ampliar constantemente la distancia dentro del alma misma, la elaboración de estados siempre más elevados, más raros, más lejanos, más amplios, más abarcadores, en una palabra, justamente la elevación del tipo «hombre», la continua «auto-superación del hombre», para emplear en sentido sobremoral una fórmula moral.”[11]


V


En última, el nihilismo de Nietzsche es, la negación de esos valores suprasensibles impuestos por la aristocracia creadora de verdades, es una propuesta de revolución al hombre gregario para que haga su espacio vital donde su voluntad de poder fluya.


Es, un estado de transición necesario, momento en el cual lo dionisiaco aparece en el hombre y se convierte en voluntad de poder, la razón cede al instinto, el amor se doblega ante la pasión, la academia es insignificante frente al burdel, es presenciar la muerte de Dios sin flexionar las piernas, pero he aquí que también es un estado de extrema soledad, donde lo siguiente es el superhombre.


[1] Manera en la que firmaba algunos textos Friedrich Nietzsche. N.A.

[2] Así habló Zaratustra, Prólogo de Zaratustra.

[3] Así habló Zaratustra, Prólogo de Zaratustra.

[4] La visión Dionisíaca del mundo.

[5] Así habló Zaratustra; Del gran anhelo.

[6] Literalmente el salto originario, como del ser a la existencia; la fuente, el comienzo, el principio, el origen.

[7]La voluntad de poder, Recapitulación.

[8] Así habló Zaratustra; Del camino del creador.

[9] La visión Dionisíaca del mundo.

[10] Superhombre.

[11] Más allá del bien y del mal; ¿Qué es la aristocracia?

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