domingo, 10 de mayo de 2009


 

 

Adoctrinamiento del ser político

 

 

¿Qué es la política?

 

Es el abandono de la barbaridad o la aceptación de la civis? O las dos cosas en un contexto histórico diferente?. Me inclino particularmente por el último considerando que es en la praxis y el lenguaje que se es político o no. Las transformaciones del mundo se han dado desde la imposición de ideologías en las que siempre ha estado presente el lenguaje como catalizador de las mismas, ahora bien estos cambios se dejan ver siempre en la generación siguiente desde una cotidiana adaptación del lenguaje, entonces el nuevo sujeto  por medio del lenguaje es adoctrinado en la transformación del momento siendo el lenguaje el medio que determinara el quehacer político de este nuevo sujeto, por consiguiente al sujeto se le adopta como ciudadano dentro de la transformación que se gestó, cabe aclarar que estas transformaciones o lo que prefiero considerar como “cambios actitudinales frente a los hechos de otros”, se dan de manera particular en un determinado momento histórico y los gestores del cambio suelen afianzarse en su posición,-reitero- utilizando el lenguaje como medio de sus fines y en algunos casos (por no decir que todos), esta ratificación del cambio se ejerce desde la violencia que trae consigo una imposición del lenguaje lo que determina que el nuevo ciudadano deberá estar acorde con el nuevo cambio desde lo que voy a llamar “el adoctrinamiento del ser político”.

 

Entonces la política se convierte en un  medio para justificar el adoctrinamiento del ser, esta política es pública por consiguiente se da en un ambiente democrático que tiene implícito un marco legal que inhibe la voluntad del ser, porque finalmente la política es involutiva en la educación.   

 

 

 

Adoctrinamiento

 

Si «no sólo estamos en el mundo, sino que formamos parte de él»[i] entonces debemos asumir que al llegar al mundo somos libres y el mundo es nuestro, pero somos dependientes, para poder sobrevivir debemos interactuar de manera sistemática con el otro dado que carecemos de herramientas fisiológicas para comunicarnos y es a través del lenguaje-símbolo que empezamos a entender el mundo. Este mundo se nos presenta lujurioso presto y cálido, es el nuevo útero pero este nuevo espacio está cargado de objetos ante los cuales nos entregamos instintivamente -dentro de las condiciones de nuestro entorno-  y  es allí donde empezamos a reconocer al otro  porque el nuevo útero es compartido con otros, estos otros son de quienes depende el hombre[ii] en estos primeros momentos en el mundo, lo que sobrepone un conflicto de la voluntad.

 

Y he aquí que esta incitación del nuevo útero nos lleva al conflicto con el otro por nuestra falta de desarrollo en el lenguaje nuestra voluntad se determina a coexistir con el otro y desde allí se empieza a entender el mundo pero en una concepción ajena, el hombre no reproduce el mundo como instintivamente lo recibe sino que es adoctrinado en el mundo del otro que ya es una verdad en sí.

 

Esto nos lleva directamente a ver al hombre como sujeto político desde la experiencia o la memoria misma[iii], a este hombre nuevo se le hace entender un mundo viejo, pero la voluntad en los primeros años es mas caudalosa  en el propio hombre y cuando este empieza a ser dueño de su corporalidad se deleita en la experiencia pero siempre bajo el ojo observador del otro que es quien determina que esta nueva experiencia sea válida dentro de la experiencia previa que de hecho ya carece de voluntad propia, dado que el momento histórico se está dando para este otro de manera diferente, el devenir  del otro  debe ser asimilado por el hombre nuevo pues de no ser así no encajaría en los parámetros conductuales establecidos previamente por la transformaciones, pero el hombre nuevo es curioso y deja que la voluntad aflore y guarda en su memoria la experiencia lo que lo hace prudente en su cotidianidad, pero esta prudencia se da también desde la imposición del otro a partir del uso del lenguaje que se convierte en el eje de la interacción de un hombre que comienza a hacerse viejo desde la concepción ya viciada de otros viejos.

 

 

Ser político

 

Es entonces la política no una opción en los primeros años sino un adoctrinamiento que doblega la voluntad dado que el desarrollo del pensar en el hombre no es fundamentado desde el entorno primario y el lenguaje común se abre paso para la interpretación de la norma. Y este lenguaje común se auto fortalece en la escuela que no es asumida como espacio de desarrollo de la voluntad, sino es establecida como espacio de represión del instinto mismo,- recordemos que esta ingeniosa idea se la debemos a la academia en la cual el recién iniciado sólo podía asistir  como escucha y solo hasta el quinto año podía intervenir, claro que este modelo fue modificado en la edad media por la escolástica-; el tiempo libre del nuevo hombre le es dado en un contexto de “formación”, porque en palabras de Hobbes, “Los niños no están dotados en absoluto de razón hasta haber alcanzado el uso del lenguaje, pero se denominan criaturas razonables por la posibilidad aparente de utilizar la razón en el futuro”[iv]; este nuevo hombre empieza  entonces a ser un sujeto adoctrinado por una voluntad doblegada que se da en el lenguaje y se justifica en el poder de la voluntad del otro.

 

El poder de la voluntad del otro que ya ha sido previamente adoctrinado se convierte en el nuevo hombre en ley a partir de la definición de bien y mal, bajo la sombra de este par de conceptos reposa el devenir del nuevo hombre y este es conducido al adoctrinamiento de su instinto, es entonces cuando el mundo deja de ser lo que es y se convierte en el mundo que debe ser y en este otro mundo existe algo nuevo para el nuevo hombre, el miedo, que se presenta con el nombre de futuro puesto que el nuevo hombre tiene una acumulación de signos[v] que le llevan a interpretar el mundo de la manera en la que ha sido “formado” y esta formación ha dejado en algún momento ver su más bello rostro “el castigo”, este nuevo concepto de castigo lleva a ver al otro como el dueño absoluto de la ley a partir del uso del lenguaje que le da este último “porque la ignorancia está situada entre la verdadera ciencia y las doctrinas erróneas”[vi] y dependiendo del contexto en que se desarrolle el nuevo hombre la ley es argumentativa o represiva o una mezcla híbrida de lo que suelen llamar los tradicionalistas afecto, lo simpático de este afecto es que se da en una universalidad definida por la ciencia y esta última determina lo que suele llamarse evolución.

 

Entonces si el hombre evoluciona es por el descubrimiento de más significaciones que se brindan en la ciencia misma, la tradición y en mi entendimiento del mundo la  más importante de todas, la vitalidad. Pero es en la vitalidad donde la voluntad de poder adquiere mayor importancia, la evolución que  se debe a incurrir en el error  da un uso del lenguaje y lo convierte en verdad, es aquí donde asumiendo la formación el nuevo hombre inicia el camino de ser político dentro de una verdad ya dada en significaciones atemporales para con el nuevo hombre.

 

Desde el proceso formativo que en nuestro tiempo es considerado ciencia se doblega la voluntad del sujeto en la medida que se reprime el instinto del error tanto en el uso del lenguaje como en la praxis, lo anterior involucra tanto al sujeto que está en formación y al sujeto que forma -que reitero-, ha sido previamente formado por consiguiente ya tiene una idea propia del mundo y no es de extrañarse que ya este viciada, el sujeto formador hace parte de un Estado[vii] que en últimas lo que pretende es la productividad del sujeto, esta productividad evitará que el sujeto se convierta en un bárbaro, pero esta manera de percibir el Estado por parte del sujeto detona en actos anárquicos y legitima la violencia impuesta por el estado, es entonces en la legitimidad de un devenir pragmático que el sujeto se convierte en un ser políticamente correcto.

 

Adoctrinamiento del ser político

 

El adoctrinamiento del hombre como ser político se da en tres espacios: la vitalidad, la escuela y el entorno (familia, casa, barrio, ciudad, país, mundo), en este último, la familia como ente formador  se fundamenta en la tradición, el lenguaje  es simple dialéctica histórica, aquí se premia con afecto represivo, es decir, el hombre que ejerce el poder en ese espacio determina el actuar de los que cohabitan con él sin posibilidad de objeción, dependen  no en lo afectivo sino en lo económico lo que en la significación del sujeto induce no  a ser productivo sino a poseer, el tener es deseo de libertad o como lo diría Nietzsche “Se desea la libertad en tanto no se tenga el poder”[viii] , la significación de poder se arraiga en el sujeto y cobra inmensa valía dentro del entorno mismo se asimila el poder como principio de calidad de vida.

 

Ahora el mundo que incluye la casa, el barrio, la ciudad, el país, confluyen en nuestro tiempo en la globalización que derrumbó las fronteras ha llevado al sujeto a descubrir el mundo de una manera diferente a la generación anterior, y esta aun se niega a la transformación de la historia y les cuesta asimilar la imposición tecnológica, hay que ver que la voluntad del hombre poderoso en el entorno familiar se doblega ante la voluntad del estado por ende él ejerce las veces de estado en su entorno primario desde los ideales platónicos de bien, belleza y verdad, que no son más que neblina sobre el amanecer del sujeto para formarle el habito de la tradición lo que hace que este conflictue con el entorno que emana en la globalización, este le invita a deshacerse de las limitaciones ideales y le brinda oportunidades para ejercer su voluntad de poder.

 

Gran parte de la historia del sujeto se realiza en la escuela donde en el proceso de formación se hace hombre, esta transformación del hombre se da en un contexto de socialización que está impregnada del veneno que inyecta el poder y se busca siempre ser un homo homini lupus[ix], el problema radica que en la escuela el poder se ejerce de manera distinta y es aquí donde debería germinar la voluntad de poder del hombre pero no es así puesto que en el devenir “quien no está en condiciones de mandarse a sí mismo ingresará en la categoría de quien obedece”[x].

 

El uso del lenguaje en la escuela se da en el poder pragmático, se vuelca este al discurso ético que se impone a partir de normas que demarcan el camino de la legalidad del nuevo ser político, por ejemplo, en los manuales de convivencia de las instituciones educativas, en las leyes y planes sobre educación  es donde el Estado justifica su poder sobre la voluntad del hombre y en nuestro entorno toda esta planificación carece de fundamentos morales y  es desde el deber que se adoctrina el quehacer político del hombre dentro de la escuela y este deber se arroga  en una productividad más enfocada en la costumbre que en la virtud, la política justifica su fin mismo en el sujeto que entra de lleno a ser político dado que, citando a Aristóteles “es necesario ser un animal o un dios”, esto dentro de un estado tan frágil como el nuestro y con una teocracia aun latente hace que “la ética con sus inconscientes instintos pedagógicos y disciplinarios haya servido para anular el anhelo del poder y  vitupere al individuo tiránico”[xi].

 

Por último este adoctrinamiento del ser político se da en la vitalidad y aquí toma un rumbo diferente, se establece en esa voluntad de poder que hace que el hombre se desee así mismo, que se anhele, que se sueñe, que se disponga para esa vitalidad, el problema es que ya el hombre viene con un conflicto de poder que le cuesta entender, los significados le son muy ajenos y la vitalidad se quiere dar instintivamente pero la razón no le permite salir de ese cajón mental que se ha formado a través del discurso político.

 

Este discurso político hace las veces de satélite en el actuar del hombre, es decir, le avisa desde la razón que lo que está determinado a experimentar ya ha sido percibido por otros y que el resultado no es para nada bueno, por consiguiente el mal sale  de sus aposentos y se multiplica en todos los espacios donde se da el adoctrinamiento, es entonces cuando la vitalidad entra en una gran batalla contra el adoctrinamiento en sí, el hombre en su proceso formativo reconoce espacios donde su voluntad de poder es ejercida de manera mediática, pero en otros contextos de los mismos espacios su voluntad es domada por la legalidad que determina el poder del hombre superior que no es otra cosa que el Estado en sí mismo, algunos suelen aun llamar al Estado Dios, lo que no permite que el hombre evolucione ni en el pensar, ni en la ciencia, la verdad ya es una cosa dada, no se refuta, ante esto hay un solo ser, un ser adoctrinado, inmerso en las dualidades platónicas de la cotidianidad, pero se ha olvidado el mismo de su verdadera vitalidad, ha permitido que se doblegue su voluntad de poder y que solamente  se realice así mismo en pequeñas temporalidades, porque el Estado-Dios que conoce la naturaleza del hombre, -puesto que él la ha moldeado- no se permite dejar nada al azar, ya que, uno de sus pilares es el de ofrecer garantías al hombre para que su calidad de vida sea cada vez mejor y es en ese contexto, que se conglomeran los espacios del hombre donde se adoctrina al ser políticamente en un tiempo en el cual la evolución del mundo es vertiginosa y el andar del ser político demasiado lento.

 

Entonces me atrevo a afirmar que el hombre de este siglo tiene que enfrentar una gran lucha contra los modelos ideológicos impuestos por una tradición que no desea ser destronada bajo ningún pretexto y  va modificando  el devenir a su acomodo, es ese hombre superior, ese aristócrata dueño de la verdad, el verdadero dios, el creador de todo lo que el otro  hombre, el hombre gregario posee, no le permite el hombre superior desarrollarse en plenitud al gregario, le controla los ritmos, le genera falsas necesidades para mejorar la “calidad de vida”, induce y limita el pensar del hombre gregario, por que el, que no tiene miedo al devenir sabe que desde la correlación Estado-legalidad, la imposición del discurso político y una falsa moral determina el rumbo de muchos sin importarle el hombre en particular, el habla con la pluralidad y no con la particularidad, esto trae consigo una sequía que  crece en el hombre gregario que lucha contra los malos tiempos y espera las épocas de lluvia para tomar un nuevo aire, todo lo anterior en el espacio del desarrollo hace que el hombre se adoctrine en el esperar ser un verdadero ser, un ser  de vitalidad, no el cadáver que hoy es dentro de un mundo que cierra cada vez más las posibilidades del pensamiento como instinto creador de evolución.



 [i] ¿Qué es política?; Hannah Arendt; Ediciones Paidós.

 [ii] En el texto me utilizare el termino hombre sin distinción de género; N.A.

[iii] “Se llama experiencia a una gran cantidad de memoria o al recuerdo de muchas cosas. Por su parte, la imaginación se refiere exclusivamente a las cosas que han sido antes percibidas por el sentido, bien de una vez en su totalidad o bien por partes  en distintos momentos.” Leviatán; Thomas Hobbes; Editora Nacional.

[iv] Leviatán; Thomas Hobbes; Editora Nacional.

[v] “Un signo es el evento antecedente del consecuente y, a la inversa, el consecuente del antecedente cuando ya antes han sido observadas las consecuencias similares; cuanto más frecuentemente hayan sido observadas, menos incierto es el signo”. Leviatán; Thomas Hobbes; Editora Nacional.

[vi] Leviatán; Thomas Hobbes; Editora Nacional.

[vii] Estado es aquella comunidad humana que, dentro de un determinado territorio (el territorio es el elemento distintivo), reclama (con éxito) para sí el monopolio de la violencia física legítima”. Max Weber (1919): La política como vocación; Conferencia pronunciada, por invitación de la Asociación Libre de Estudiantes de Múnich, durante el invierno revolucionario de 1919.

[viii] La voluntad de poder; Friedrich Nietzche; Editorial Edaf.

[ix] Leviatán; Thomas Hobbes; Editora Nacional.

[x] La voluntad de poder; Friedrich Nietzche; Editorial Edaf.

[xi] La voluntad de poder; Friedrich Nietzche; Editorial Edaf.

 

 

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